Resistencia

1.- Qué es la resistencia.
Podemos definir la resistencia como la capacidad de aguantar un esfuerzo el mayor tiempo posible, o también como la capacidad de soportar la fatiga.
Junto con la flexibilidad es la que más influye en la vida cotidiana, aunque uno no sea deportista. Porque necesitamos tener algo de resistencia para subir escaleras, coger el autobús y en general para sentirnos a gusto y tener la mente despejada.
2.- Para qué mejorarla.
Nuestro cuerpo está diseñado para moverse y que en los últimos tiempos tendemos a llevar una vida sedentaria que no le sienta nada bien. La única manera de evitar que esta falta de movimiento termine afectando a nuestra salud es hacer ejercicio.
Los beneficios son inmediatos y afectan a nuestros principales órganos y funciones:
En el sistema circulatorio:
1.-El corazón tiene menos posibilidades de sufrir un infarto, y también se reducen las de sufrir un ataque cerebral.
2.-Prevenimos la hipertensión o la reducimos si ya la estamos padeciendo.
3.-Previene la muerte súbita y las arritmias cardiacas.
En cuanto a los músculos:
4.-Mejora nuestra capacidad de trabajo.
5.-Mejora también nuestro aspecto, ya que tonifica los músculos y baja los niveles de lípidos (grasas).
6.-Disminuye las posibilidades de sufrir lesiones musculares y problemas de espalda.
Psicológicamente:
7.-Previene la ansiedad y ayuda a combatir las depresiones.
8.-Mejora la autoestima.
9.-Mejora el rendimiento intelectual.
Desde el punto de vista del metabolismo:
10.-Ayuda a controlar el peso.
11.-Previene la obesidad y algunos tipos de diabetes insulinodependiente.
3.-Tipos de resistencia.
Hay dos tipos de resistencia:
a) resistencia anaeróbica. Es aquella que nos permite realizar esfuerzos muy intensos y de gran rendimiento, que duran poco tiempo (no mucho más allá de un minuto) sin consumo de oxigeno
b) resistencia aeróbica. Es la que nos permite hacer esfuerzos bastante duraderos, sobre 3 minutos con el debido consumo de oxigeno.
4.- Cómo mejorar la resistencia aeróbica.
1.- Trabajar a una intensidad adecuada: Si a 220 le restas tu edad, obtendrás las pulsaciones máximas a las que debe trabajar tu organismo.
Pero claro, entrenarse significa acostumbrar al organismo. Y eso no se consigue con correr diez minutos un día.
2.-Hace falta tener continuidad: Los expertos han llegado a la conclusión de que hay que ejercitarse al menos tres veces por semana para ir acostumbrando al organismo a que aguante un poco más cada vez. Hay que ir poco a poco, pero entre correr y andar los primeros días, siempre a la intensidad adecuada, tenemos que trabajar al menos 20 minutos cada vez. A medida que nos vayamos acostumbrando podemos ir aumentando el tiempo hasta llegar a 40 minutos. No es necesario más, a menos que uno quiera prepararse para correr carreras de fondo.
Para no aburrirnos, y para evitar que el cuerpo se acostumbre tanto al esfuerzo que deje de mejorar, hay que ir aumentando la intensidad.
3.-Es lo que en términos deportivos se llama aumentar la carga.: Como ya has visto, conviene empezar por ir aumentando poco a poco el tiempo que permanecemos trabajando. La fórmula ideal es repetir un día lo que hicimos en el anterior y añadir un par de minutos en la sesión siguiente. Luego seguir con esta fórmula: "repetimos un día, aumentamos dos minutos al siguiente". Este tipo de carrera suave se llama CARRERA CONTINUA.
Cuando ya aguantemos bien ese tope de 40 minutos, o cuando ya no dispongamos de más minutos para seguir trabajando, tenemos que pensar en aumentar la carga de otra manera, porque hemos llegado al tope del tiempo. Entonces podemos pensar en aumentar la intensidad. ¿Cómo? Introduciendo breves fases de cambio de ritmo, o de cambio de zancada, o de cambio de dirección. Al principio muy breves, intercaladas entre la carrera suave. A medida que comprobemos que nuestro cuerpo las tolera, podemos aumentarlas poco a poco, pero siempre sabiendo que no podemos estar mucho tiempo por encima del 80% de las pulsaciones máximas, que hay que terminar con ganas de correr, no agotados. A este tipo de carrera con cambios se le llama FARTLEK.
5.- Otras cosas que conviene tener en cuenta.
Aimentarse adecuadamente. Aumentar el consumo imprescindible de verduras y fruta fresca. Y también reponer el agua perdida. Es curioso, el cuerpo humano sólo es capaz de asimilar un vaso de agua cada cuarto de hora, pero hay que beber incluso antes de que aparezca la sensación de sed. Sobre todo en verano.
Cuando sudamos, no sólo perdemos agua. El sudor sabe salado porque disueltos en él nuestro cuerpo libera electrolitos (sodio, potasio, magnesio…) que también hay que reponer. En realidad es muy poquito, pero un poquito muy importante. Hay bebidas isotónicas en el mercado que aportan electrolitos de sobra, pero tú puedes fabricarte una muy sencilla mezclando en un litro de agua zumo de limón, un pellizco de sal y un par de cucharadas de azúcar.
Es importante reponer bien el agua y los electrolitos ya que parece que su carencia es la causa, entre otras cosas, de los molestos calambres. Me refiero a esa contracción involuntaria y dolorosa de algunos músculos, casi siempre los gemelos.

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